Calentamiento desigual 

La radiación solar llega con más intensidad al ecuador terrestre que a los polos, por lo tanto la superficie de la Tierra se calienta en forma diferencial: mucho más en el ecuador que en los polos.  

En principio, esta distribución desigual del calor produciría una elevación del aire calentado desde la superficie en latitudes bajas (cerca del ecuador) y un descenso del aire en latitudes altas (cerca de los polos). Hadley (1735) sugirió que si la Tierra no rotara, se generarían sobre la misma dos movimientos simétricos, uno en cada hemisferio, con ascenso de aire en el ecuador y descenso de aire en los polos. A cada uno de estos sistemas se lo llamó “celda de Hadley” (figura 4).

FIGURA 4

Como consecuencia de esta circulación planetaria el aire ecuatorial ascendería. En niveles más altos de la atmósfera el aire ecuatorial divergería, dirigiéndose hacia los polos. Al llegar a cada polo el aire volvería a converger, para luego descender como consecuencia del enfriamiento, derramándose sobre la superficie. Allí, cerca de la superficie polar, divergería dirigiéndose nuevamente hacia el ecuador, con lo cual se completa el ciclo.

La circulación de Hadley daría como consecuencia vientos del sur cerca de la superficie en hemisferio sur y vientos del norte cerca de la superficie en el hemisferio norte. Esta distribución de vientos no se condice con las observaciones realizadas, así que algo debía estar faltando en este esquema. Se hace necesario entonces incorporar la rotación terrestre al calentamiento diferencial de la superficie, lo que da como resultado un nuevo esquema.

La fuerza de Coriolis

La rotación terrestre modifica el movimiento relativo del aire (viento), de tal forma que el  hemisferio norte la trayectoria del aire se desvía continuamente a la derecha, y en el hemisferio sur a la izquierda. Esta desviación causada por la rotación se asocia a una “fuerza”, conocida como FUERZA DE CORIOLIS debido a que fue descubierta por este matemático francés del siglo XIX. La fuerza de Coriolis es más intensa en los polos y va debilitándose hacia el ecuador.

 

FIGURA 5

Al incorporar la rotación terrestre se arriba a un nuevo esquema de circulación global de tres celdas por hemisferio (figura 5). Observemos la circulación de cada celda en su parte inferior, es decir, cerca de la superficie, y en especial en el hemisferio sur. Pensando en la desviación impuesta por la fuerza de Coriolis (a la izquierda en el hemisferio sur) veremos que…

• Entre 0° y 30° de latitud sur el viento cerca de la superficie tiende a ir  de sur a norte, pero se desvía hacia la izquierda, dando origen a los vientos alisios del este
• Entre 30° y 60° de latitud sur el viento cerca de la superficie tiende a ir de sur a norte, pero se desvía hacia la  izquierda dando origen a los vientos oestes de latitudes medias
• Entre 60° y 90° de latitud sur el viento cerca de la superficie tiende a ir  de sur a norte, pero se desvía hacia la izquierda, dando origen a los vientos estes polares

La mayor parte del territorio argentino se ubica en latitudes medias, es decir, entre 30° y 60°, con lo cual en capas medias de la atmósfera dominan los oestes. En contacto con la superficie terrestre, es decir, en capas bajas de la atmósfera, la circulación se ve modificada por otros factores, dando como resultado vientos dominantes de otras direcciones.